martes, 22 de septiembre de 2009

VOLVERÉ TEIDE

Un chicharrero emigrante canario en Argentina, pudo volver a ver a Tenerife luego de más de veintidos años de ausencia de su tierra. Cuando el avión que lo transportaba entraba por el Norte rumbo a Los Rodeos pudo ver otra vez a su querido Teide en todo su esplendor sobrevolándolo casi al alcance de sus temblorosas manos y por primera vez desde lo alto, desde su propia altura, todo junto, el pico, las Cañadas, y el monte, y los colores, y......todo y, de marco, allá abajo el mar.

Y vio en él mil cosas diferentes que se le antojaban caprichosas, o no. Pero el Teide, para él, era muchas formas a la vez, todas en una sola y soberana montaña, dueña del espacio, dueña de la altura, dueña de la isla toda. Y esa montaña, ese volcán, El Teide, quedó grabado en su mente otra vez pero esta vez en un todo.

Y aterrizó y seguía queriendo ver al Teide y, durante el mes que estuvo en Tenerife, lo vio de cerca muchas veces, y lo tocó, y lo ascendió, y lo descendió, y lo besó y......., le hizo otra vez la firme promesa que ya había hecho de niño y que años mas tarde cumpliría......."Volveré Teide".

De regreso a Argentina, siempre con el Teide en su mente, se sentó tranquilo, dio rienda suelta a su imaginación y, en forma de décimas, en el mes de Febrero del año 1975, compuso una poesía que lleva por nombre eso mismo, su promesa, "Volveré Teide", que firma con su seudónimo de ZEPOL.

En el mes de Diciembre de 1977 este chicharrero cumplió la promesa que dos veces le hiciera a su querido volcán. Volvió a Tenerife junto a su amado y añorado Teide.......y por aquí anda todavía........haciendo "tonterías" como esta.

Cual enorme campanario
que se levanta hasta el cielo,
pareces alzar el vuelo
como algo imaginario.
A tu fuego milenario
lo aprisionas temeroso
y te muestras vergonzoso
por encima de tus playas
y en esas alturas hayas
la paz de todo coloso.

Eres nacido en el mar
y varias islas erigiste
y en una de ellas pusiste
tu figura sin igual.
Tu potencia ha sido tal,
que creaste mil vertientes,
cual augusto descendiente
del antiguo dios Vulcano,
ante ti, son solo enanos,
las moles del continente.

Eres pecho de mujer
que hacia el cielo apunta erguido
y hasta al Sol, recién nacido,
amamantas sin querer.
Llegando el amanecer,
Febo chupa en tu pezón
y tu ardiente corazón
late con rugir de trueno
y, a veces, tu ardiente seno
explota en roja eclosión.

Eres diamante engarzado
en la joya tinerfeña,
de siete islas eres enseña
volcán de pico aguzado.
A mirarte está forzado
quién por tu Atlante navega,
pues tu visión casi ciega
en el mar y en las alturas
y en las retinas purduras
de quién se va.... y de quién llega.

Yo me fui y en mi quedaste
grabado como con fuego
y hasta de niño en mis juegos
mi ilusión siempre llenaste.
Ya de hombre, me llamaste,
y presuroso corrí.....,
y nuevamente te vi....,
y otra vez quedé extasiado,
pero estuve allí, a tu lado.
y otra vez triste partí.

Más te prometo volcán
que volveré a ti y a España,
pues mi visión se me empaña
al ver lo lejos que están.
Y, si a tu lado otros van,
yo no seré la excepción,
pues con toda mi emoción
me juré, desde pequeño,
"dormir mi último sueño
muy junto a tu corazón"

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